jueves, 30 de octubre de 2014

Casi 4000 páginas

Hace mucho que no escribo en el blog. Es contradictorio, tengo un blog y no lo uso para contar las cosas que me van pasando o lo que voy pensando. En cambio, sí estoy escribiendo un diario. Ahí sí escribo casi todos los días, pero eso no lo lee nadie, solo lo escribo para mí. Llevo escritas en los últimos dos años casi 4000 páginas de tamaño cuartilla, 26 cuadernos, cada uno con 150 páginas. Un amigo dice que tengo que escribir menos y vivir más.             

Llevo mucho tiempo muy metido hacia dentro. Creo que me hacía mucha falta.Tengo la sensación de que me he pasado una buena parte de mi vida mirando hacia fuera, en el fondo, inconscientemente, haciendo cosas para que los demás me valoraran y me quisieran y, a pesar de las cosas que han salido bien en mi vida, nunca sentía satisfecha esa necesidad. Todavía sigo haciendo muchas cosas, mi vida está llena de tareas. Sigo cumpliendo con las obligaciones de mi trabajo, pero busco, cada vez más, espacios para estar conmigo mismo. Mi diario es un instrumento básico en ese proceso. A lo largo de estos dos años me he tomado tiempo, casi cada día, para estar un rato con mi diario, para estar conmigo mismo y preguntarme qué siento, qué pienso. Hay páginas que creo que son muy lúcidas, aunque muchas son repetitivas.             

El diario me muestra lo difícil que es cambiar. No basta con darte cuenta de algo. A veces descubro las motivaciones inconscientes que me llevan a tener un comportamiento pero, a pesar de darme cuenta, sigo manteniendo el mismo comportamiento. Creo que voy cambiando, pero no es un proceso rápido, más bien es muy lento. Mis historias se repiten, a veces hasta la naúsea. Pienso que la clave es ponerle conciencia a las cosas, darme cuenta de lo que estás haciendo, incluso de cuál es la razón profunda que te lleva a hacer eso. No es fácil porque mi cabeza, mi mente, siempre tiene buenas excusas para justificar mis comportamientos, pero cuando me veo capaz de ir más allá de lo evidente, me encuentro, casi siempre, que inconscientemente muchos de mis comportamientos tienen que ver con historias no resueltas de mi infancia. Muchas veces me da vergüenza darme cuenta. No es agradable descubrir que por detrás de mi “persona”, de mi máscara de hombre exitoso y capaz, había mucho dolor que, hasta ahora, no me había dedicado a sanar.
             
Ahora creo que estoy en un buen camino. Quizás demasiado lleno de tareas, pero siento que, sobre todo, “El proceso de la presencia”, el rebirthing y la biodanza me están ayudando mucho, aunque voy a dejar el detalle para otro día.

Clases regulares de biodanza en el curso 2014-2015