Es
una técnica inventada por el antropólogo chileno, Rolando Toro, que trabajaba en
un psiquiátrico y se dio cuenta de que, con un tipo de música y unos ejercicios
de baile, se producían cambios en los comportamientos de los enfermos (puedes
ver más información en su última entrevista antes de su muerte en este enlace).
Actualmente hay varias escuelas que enseñan
biodanza, yo estoy en el Sistema de Javier de la Sen que fue alumno de Rolando Toro. Por sus
inquietudes y su energía, está haciendo revolucionar la técnica, haciéndola más
accesible y también es más dinámica su forma de extenderla. Él dice que la Biodanza puede cambiar el
mundo y se ha puesto manos a la obra, con su método existe la posibilidad de
que cada semana haya muchos más monitores capaces de realizar clases
magistrales, y yo doy fe de ello.
Para
que una terapia evolucione y se integre fácilmente en la población tiene que
ser fácil de enseñar y practicar y si además es tan divertida como la biodanza
el éxito esta asegurado. Personalmente creo que en unos años será tan popular, al
menos, como el yoga y esperemos que haya tantos tipos de biodanza como de yoga,
eso significaría que la técnica está viva.
Para
mí la biodanza en una especie de teatro vivencial donde hay unas pocas cosas dadas,
como la música y algunos de los ejercicios, y algunas normas y después, todo es
un suceder de acontecimientos iguales que los que pueden suceder en la vida
real.
Por
mi trabajo como terapeuta de Libertad Emocional, sé que el cerebro no distingue
del pasado, futuro o presente, por eso, cuando vemos una película o leemos una
novela podemos sentir las emociones de los personajes. Es por esto que funciona
también la biodanza, porque creamos un clima especial con el grupo, que le da
mucha fuerza a la terapia, por la música, que nos hace entrar en vivencia, y por
las consignas.
El
funcionamiento de la biodanza yo lo entiendo así, al empezar hay músicas con
juegos divertidos y animados que nos recuerdan a cuando éramos niños y jugábamos,
conectándonos con nuestro lado más emocional. Con el movimiento y esos juegos
entramos en vivencia, acompañados por la música. A mitad de la sesión, los
ejercicios se hacen más relajados e introspectivos. En toda la sesión hay
contacto físico, en forma de cogernos de las manos, como lo hacíamos cuando
éramos pequeños de nuestros padres, hermanos, primos o abuelos; también hay
abrazos, besos y caricias. Toda la sesión es tal como tendría que ser nuestra
vida cotidiana y no lo es, para eso está la biodanza.
En
una sesión también pueden venir sensaciones no tan positivas, sino todo lo
contrario, y esto es lo mejor que nos puede pasar, aunque a priori parezca que
es sufrimiento, pues en ese momento estás reviviendo un episodio traumático
recuerda que el celebro no distingue pasado del presente. Pero ahora podemos
darle otra forma a ese episodio, tenemos otra posibilidad de resolver el
problema. Con las consignas, la presencia del grupo y haciéndonos conscientes
de las emociones que nos hacen daño, abrazándolas y dándoles la bienvenida, es
ahí donde se puede producir la resolución del conflicto. Si no se produce ya
sabemos dónde hay que poner el objetivo con otras técnicas, como yo hago con
Libertad Emocional, o cualquier otra que manejemos y que sepamos que nos
funciona.
En
la forma de movernos está nuestra forma de ser y estar en este mundo, si cambia
esta forma de movernos, también cambia nuestra forma de pensar, esto ya está
muy estudiado y comprobado, por ejemplo, en programación neuro-lingüística. No
podemos estar tristes caminando erguidos con la cabeza alta y a buen ritmo,
puedes hacer la prueba. En el movimiento también están enlazadas las emociones,
también esto se estudia en el lenguaje no verbal, tan de moda ahora.
A
veces estamos tan desconectados de nosotros mismos que no nos damos cuenta de
lo que estamos viviendo. Si practicas biodanza de manera regular, hora y media
a la semana, se producen cambios porque
cuando el insconciente recoge información que le hace sentir bien, la integra de
una forma rápida, y a veces los cambios pueden ser tan rápidos que no nos damos
cuenta. Yo creo que para que la biodanza pueda cambiar tu vida, hay que
llevarla a la calle y sentir tu cuerpo y emociones. Ese es mi proceso actual,
ahora camino de forma diferente, pienso de forma diferente y siento la vida de
otra manera.
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